Las tecnologías de virtualización han transformado los centros de datos y las compañías de todo el mundo durante las últimas dos décadas, dotándolas de una mayor eficiencia y agilidad a la hora de desplegar nuevos servicios. Hoy en día, en raras ocasiones alguien se plantearía desplegar un servidor físico dedicado, con el trabajo que ello conlleva (logística, instalación, gestión de accesos a los nodos, cableado, alimentación, etc.) cuando puedes desplegar una máquina virtual a golpe de click, o de forma completamente automatizada. Y esto, por no hablar de la optimización de recursos que supone el uso de una infraestructura de cómputo compartida entre varios servicios.
La aplicación de estas tecnologías de virtualización al equipamiento de red, denominada NFV por sus siglas en inglés (Network Function Virtualization) lleva varios años ocurriendo y evolucionando. Por ejemplo, está muy presente en el núcleo de las redes móviles (Packet Core). Sin embargo, es ahora cuando esta tendencia se está consolidando, invadiendo nuevos dominios tecnológicos como las redes de acceso fijo (FTTH) y la red radio móvil (RAN, Radio Access Network), al calor también de iniciativas como Open RAN (O-RAN), alianza global de operadoras y fabricantes que busca abrir el mercado RAN mediante la definición de estándares que garanticen la interoperabilidad.
Pero la virtualización va mucho más allá: existen conceptos como microservicios, contenedores y funciones “serverless”, que forman parte de lo que se conoce como tecnologías nativas de la cloud (cloud-native) y que están irrumpiendo con fuerza. Se trata de tecnologías disruptivas (para bien) que proporcionan unos niveles de escalabilidad y flexibilidad sin precedentes y que sin duda supondrán durante las próximas décadas un avance de magnitud comparable o superior a la que ha supuesto la virtualización durante los últimos 20 años.
En el caso de las operadoras en particular, estas tecnologías de virtualización y “containerización” o “cloudificación” tendrán un protagonismo clave en su transformación, permitiéndoles conseguir un ahorro de costes, por una parte, y nuevas vías de ingresos por otra. Veamos a continuación, de qué manera.
En primer lugar, la transición desde elementos hardware monolíticos y de propósito específico a soluciones basadas en software hará posible la convergencia de las diferentes redes, hasta ahora dedicadas e independientes (fijo, móvil, empresas, etc.), sobre una infraestructura común de propósito general compuesta por servidores y almacenamiento, obteniendo las economías de escala de los centros de datos, y la agilidad de los proveedores de servicios en la nube.
La desagregación y la virtualización permiten crear una red convergente (Fuente de la imagen: Saurav Das – SEBA: SDN Enabled Broadband Access – ONF Connect, Dec 2018)
En segundo lugar, esa nueva capacidad de cómputo que se crea en los nodos de acceso de la operadora puede utilizarse a su vez para desplegar nuevos servicios, además de dar soporte a las funciones de red propias del nodo.
Se crea así una red de pequeños data center en el Edge con unas características muy especiales (muy baja latencia y jitter, cercanía con el usuario final, gran capilaridad) que resultan idóneos para proporcionar nuevos servicios de valor añadido como juegos online, domótica, videovigilancia, realidad virtual y/o aumentada, etc., que permitan a la operadora desarrollar una oferta atractiva y diferenciadora que consiga la fidelidad de sus subscriptores en un mercado altamente competitivo.
Existe también la posibilidad para la operadora de ofrecer a terceros esta capacidad de cómputo en el Edge tan especial. Algunos de los potenciales clientes serían las redes CDN o los proveedores incumbentes de servicios de nube pública, tal y como ya hace la operadora estadounidense Verizon con el servicio AWS Wavelength.
Puntos y características del contínuo “edge cloud” (Fuente: The SP Service Edge Transformation with 5G, CO Transformation, Virtualization & Edge Computing – Cisco Live Europe 2020)
Ambos casos constituyen unos buenos cimientos para generar nuevas vías de negocio que permitan a las Telcos seguir siendo relevantes frente a la amenaza que suponen los proveedores OTT y la competencia low-cost.
Las tecnologías que permiten todo esto no son (sólo) el futuro, están ya aquí. Numerosas operadoras de primer nivel alrededor del mundo están liderando esta transformación mediante proyectos como SEBA (SDN Enabled Broadband Access) para la virtualización de la red fija, impulsado por la Open Networking Foundation (ONF).
Es el caso de la alemana Deutsche Telekom, que lleva más de un año dando servicio en producción a sus clientes residenciales con su proyecto Access 4.0 basado en esta solución, o la española Telefónica, que ya ha realizado numerosos pilotos y ha anunciado un despliegue masivo para este 2022 de su proyecto Open Broadband, además de muchas otras como AT&T, NTT o Türk Telekom.
Otros ejemplos de proyectos en esta línea liderados por la ONF los constituyen soluciones como SD-Core, core virtualizado para redes móviles 5G, o SD-RAN, implementación también virtualizada de la red de acceso radio que sigue la arquitectura marcada por la alianza O-RAN mencionada anteriormente.
Ambos proyectos forman parte de un tercero denominado Aether, que se postula como plataforma para la gestión de infraestructura Edge conectada y accesible a través de redes 5G, orientada no sólo para operadoras, sino también a empresas de los sectores de industria y energía.
Las operadoras están tomando las riendas de su propio futuro y apuestan de forma decidida por estas tecnologías transformacionales para liderar esta revolución digital, que permitirá alumbrar nuevos e interesantes servicios, algunos de los cuales aún ni atisbamos a imaginar.